lunes, 13 de julio de 2015

Capítulo 2: El retorno del “Viper”. Parte 2/3

Érase una ciudad oscura, sucia y humeante…

Antes de tratar de dejar las calles limpias de drogas debo buscar y eliminar el “epicentro de la epidemia”, los laboratorios donde los hombres de Falcone elaboran la droga. Sumando todas las veces que he investigado a Falcone, nunca he encontrado ningún laboratorio ni sala en la que los químicos puedan “cocinar” las drogas. Mejor dicho, desconocía que Falcone era autosuficiente en la producción de estupefacientes. Siempre creí que la importaba de Italia o de Sudamérica pero ya veo que me equivocaba. El único sitio en el que podría tener las instalaciones necesarias para el proceso químico es en los polígonos industriales que tiene a las afueras de la ciudad.

Me dirijo hacia allí con mi detector de toxinas que acaba de desarrollar “Wayne Technologies”. Es complicado encontrar algo en esos almacenes, los he registrado en otras ocasiones y nunca he encontrado drogas. Lo primero que veo al llegar es el coche del hombre de moda entre los mafiosos, Milos Grapa, la mano derecha de Falcone. En el Ford Escort no hay nadie, debe de estar dentro. Me cuelo por el tejado para echar un vistazo al interior de la sala pero allí no hay nada, todo está oscuro y vacío. No detecto ningún índice tóxico en la sala pero sí que capto algo en el subsuelo. Éste sitio debe tener una planta baja y allí debe de estar el laboratorio. Mientras busco sin éxito una escalera o ascensor por el que descender, empiezo a oír voces, alguien está subiendo. En efecto, Milos Grapa emerge tras la pared que tiene doble fondo, al traspasarla llegamos a una sala secreta, la cual se abre con un mecanismo. Dejo marchar a Grapa y a su guardaespaldas y me dispongo a inspeccionar la zona.

La imponente luz artificial del laboratorio me ciega la vista impidiéndome vislumbrar nada. Al cabo de unos segundos vuelvo a echar un vistazo y lo que veo me deja sin palabras. Las instalaciones son espectaculares, toda una planta repleta de tecnología puntera y de cajas repletas de mercancía esperando ser recogidas. Incluso veo varias máquinas que usamos en Químicas Wayne que supuestamente eran exclusivas para nosotros. Le notifico a Alfred todo lo que he descubierto y me dispongo a detener a todos los que estaban allí presentes. Reduzco a los tres guardias de seguridad y retengo a los cuatro investigadores que aún estaban trabajando pese a que acababan de sonar las tres de la madrugada. Debería llamar al inspector Gordon pero sé que hoy es su día libre, él también ha trabajado duro en los últimos meses, le dejaré descansar. Llamo a Harvey Bullock, el compañero de Jim. No es santo de mi devoción, es un engreído, pero sé que es de fiar. Se llevará todo el reconocimiento popular al incautar la droga y cerrar estos laboratorios, no es algo que me guste pero es lo que tiene ser Batman, guardián en las sombras.

En apenas diez minutos varias patrullas policiales aparecen en el polígono para llevarse a comisaria a los hombres de Falcone que les he dejado allí, para requisar toda la droga y precintar el recinto.

Jim Gordon se entera inmediatamente de todo lo sucedido y decide dejar su día libre para otro momento. Ha encendido la batseñal en el cielo oscuro y humeante de Gotham, parece que esta noche sea más intensa que la propia luna. No sé qué tendrá preparado para mí, acaban de llevarse todas las pruebas y los “regalitos que les he dejado” así que no han tenido tiempo de revisar nada. Pero no importa, acudiré igualmente ¿acaso tengo algo mejor que hacer? Me monto de nuevo en el batmovil y a mitad de camino la fría luz que ocupaba el cielo estrellado de la ciudad desaparece. En el tiempo que llevo en este “trabajo” nunca había pasado nada similar. No puede ser un error, a la señal solo tiene acceso Gordon, esto no me gusta. Aumento la velocidad del coche hasta que llego a la esquina trasera de la comisaría, no veo nada extraño pero sí que oigo gritos en la otra parte del edificio, en la entrada principal. Subo a través de las gárgolas de la vieja comisaría hasta que consigo vislumbrar lo que sucede en la entrada. Mis peores temores se acaban de hacer realidad.

Un grupo de 30 hombres bajo la influencia de Falcone estaban formando frente a las puertas del edificio como si de una legión romana se tratara. Por el aspecto que tenían era obvio que estaban bajo los efectos del “Viper”, el único que parecía estar cuerdo era el cabecilla del grupo, Tommy Bones, uno de los hombres más importantes de Falcone. Lo podríamos catalogar como su asesino personal, se encargaba de los trabajos de mayor exigencia. Destacaba por sus conocimientos militares y estratégicos, por ello era el planificador de los actos de la mafia de “El Romano”. Estaba a punto de actuar cuando de repente el delincuente se dispuso a hablar, pedía que se le entregara toda la droga y el material incautado hacía apenas una hora y que si no atendían a todas sus exigencias aquello se convertiría en una batalla sin precedentes en la ciudad de Gotham. Pero eso no era lo peor, Bones tenía guardado un último as bajo la manga, había secuestrado a Barbara, la hija del inspector Gordon. Era una situación realmente crítica, de las más exigentes a las que me había enfrentado, si no medía mis actos con precisión la noche acabaría realmente mal para todos.

Continuará… En breve, un número doble que pondrá fin al 2º capítulo
  
 
     (1)             En esta parte entra en escena Harvey Bullock, el compañero de Gordon. Ha aparecido en multitud de historias en diferentes medios. También aparece uno de los personajes más importantes del grupo vengador de Gotham, Barbara Gordon, no es solo la hija adolescente del inspector Gordon, es la mismísima Batgirl y el Oráculo de Batman cuando queda impedida. Finalmente, aparece Tommy Bones, un asesino de la mafia de Salvatore Maroni en la serie televisiva de Gotham.


Aleix Aranda (@greenlanternBCN) a las teclas
Lucas Liesa (@2Ldesigns) a los lápices