Érase
una ciudad oscura, sucia y humeante…
La situación se iba complicando por
momentos, no les podíamos devolver la droga así como así, “somos” la autoridad
de la ciudad, no nos podemos achantar ante una situación como esta. Tenemos
pocas opciones, o cedemos o nos enfrentamos a ellos. Pero si lo hacemos se
derramará sangre y eso es exactamente lo que trato de evitar. Razonar con ellos
no es una opción, Bones es demasiado
orgulloso como para llegar a un acuerdo beneficiario para todos, sabe que con
el ejército irracional que tiene a
sus espaldas tiene ventaja, pegarán, robarán y matarán a todo lo que se mueva.
La única forma de acabar con esta situación es conseguir dejarles
inconscientes, sin matarles a poder ser, pero claro, andarse con miramiento y
ética en estos momentos tampoco es lo mejor. Gordon no puede razonar en estos
instantes, está viendo como uno de esos monstruos está estrujando el hombro de
su “niñita”, está a punto de
desenfundar su arma y hacer que corra la sangre. No tengo manera de parar esto
así que si hay que luchar lucharemos.
Antes de que me dé cuenta, uno de ellos
aprieta el gatillo del lanza granadas impactando en la puerta de entrada a la
comisaría matando a tres agentes y esparciendo los cristales de las ventanas en
mil virutas hiriendo a otros dos policías. En ausencia del cobarde del
comisario Loeb, Gordon ordenó a sus compañeros que abrieran fuego pero de
manera cautelosa ya que su hija y otros civiles podían salir heridos en el
fuego cruzado. El Comisario Gillian B.
Loeb ni estaba, ni se le esperaba. Por todos era sabido que era un cobarde
sin ninguna preparación para el cargo y que estaba siendo chantajeado por
Falcone, otro corrupto… A los mercenarios de Falcone no hace falta que Bones
les ordene nada, empiezan a disparar instintivamente.
Entre todo ese fuego cruzado no tengo
ninguna opción, tengo que tratar de cogerlos desprevenidos. Me deslizo por las
fachadas de los edificios circundantes hasta colocarme detrás de ellos sin que
nadie me vea, consigo reducir a tres mercenarios antes de que los demás se me
echen al cuello como si de bestias hambrientas se trataran. Sigo luchando hasta
que noto que el bat-traje no puede protegerme de ningún disparo más, entumecido
por los golpes consigo alzar la “batgarra”
y escapar a lo alto de uno de los edificios colindantes, estaba tan mareado
que no recuerdo ni a cual. Desde las alturas contemplé la situación, un
espectáculo deleznable, una batalla campal que se desataba en una ciudad civilizada
(si es que a Gotham se la puede llamar civilizada…) en pleno siglo XXI. Pensé
que si acababa con Bones, los rebeldes quedarían desorganizados y tendríamos
una oportunidad. Me acerqué lo máximo que pude y le lancé un batarang, conseguí acertar en la frente
de mi objetivo que se desplomó en el suelo. Barbara, la hija del comisario
Gordon que estaba junto a Tommy Bones salió corriendo y se resguardó en la
entrada de metro que estaba tras ellos, no pude sacarla de allí, confié en que estuviera
a salvo.
Contrariamente a lo que había planificado,
los mercenarios controlados por el “Viper” de Falcone continuaron luchando como
si no hubiera pasado nada. Cada vez avanzaban más, ya estaban cerca de la
entrada a la comisaría. Los agentes iban cayendo uno tras otro, en una
proporción mucho mayor. Por primera vez desde que me enfrenté al Joker me sentí frustrado, inútil. No podía
hacer nada para evitar que tantos hombres perdieran la vida sobre la calzada de
mi ciudad.
Todos los gases y granadas aturdidoras que
Gordon y sus compañeros habían lanzado no habían servido de nada ya que todos
iban equipados con máscaras anti-gas. Fue Alfred
quién consiguió darme un rayo de luz esperanzador, había estado buscando
soluciones en la Batcueva durante toda la noche y al fin, había dado con un
posible remedio. Una de las divisiones de Empresas Wayne había estado
trabajando en una sustancia anestésica experimental. No era un gas que hacía
efecto al ser inhalado, ni una vacuna que lo hacía a través de la aplicación
intravenosa sino que hacía efecto a través de la administración cutánea. Logrando
que la sustancia contactara directamente con la piel, las partículas
anestésicas entrarían por los poros dejando inconscientes a los sujetos. Si
realmente funcionaba, era la solución perfecta. Podríamos dormir a los rebeldes
sin tener que matar a nadie más.
Alfred se había dirigido a los laboratorios
de Empresas Wayne para recoger todos los frascos disponibles con esta
composición, inicialmente se negaron a hacerlo hasta que mi mayordomo les dijo
que eran órdenes del propietario, Bruce
Wayne, mi verdadero yo. Mientras la lucha encarnizada continuaba Alfred me
acercó los recipientes hasta el edificio trasero. Había la cantidad justa así
que el margen de error era mínimo. Conseguí lanzar los frascos y esparcir la
toxina por todo el suelo por donde avanzaban los mercenarios. Durante los
primeros segundos no hizo efecto y temí lo peor pero finalmente, fueron cayendo
uno a uno hasta que tan solo quedó una calle llena de cuerpos inconscientes o
inertes de vida. La composición también alcanzó a varios policías dejándolos
inconscientes, espero que no tengan ningún efecto secundario…
Acto seguido los policías que continuaban
con vida se acercaron para esposar a los mercenarios y llamar a ambulancias
para que atendieran a los heridos. Desde que había empezado la batalla no había
vuelto a ver al inspector Gordon. Tras un rato buscándole le encontré herido en
el suelo tras una columna, había recibido dos
disparos, uno en la pierna y otro en el abdomen, escaneé las heridas y me
tranquilicé al ver que las balas no habían alcanzado ningún órgano vital y que
se recuperaría tras recibir la atención pertinente. Antes de que se lo llevara
la ambulancia recuperó la consciencia y me preguntó por su hija. Había olvidado
que se había resguardado en el metro. Fui a ver si todavía se encontraba allí.
Estaba sentada en las escaleras, al verme, creyó que era uno de los hombres de
Falcone y trató de golpearme, por poco no puedo pararla, su padre la ha
entrenado bien. Cuando comprobó que era yo, me abrazó desconsolada. La llevé
junto a su padre, Gordon me lo agradeció y ambos marcharon hacia en hospital. Barbara, a quién Jim llamaba su “niñita”,
era una chica de 17 años que había sufrido mucho a lo largo de su vida pero
había aprendido a ser fuerte frente a las injusticias de la vida, se
recuperará.
Cuando las aguas volvieron a su cauce y el
escenario del crimen (por así llamarlo) se llenó de periodistas desaparecí. A
los pocos minutos llegó el comisario Loeb para comparecer ante los medios.
Intentó hacerse el héroe y alabar su tarea y la de sus chicos pero quedó
desacreditado ya que todos los testigos, policías… habían afirmado que el
comisario les había dejado en pañales, no había aparecido en todo el combate y
no había enviado a los “SWAT”. Quedó desenmascarado, la ciudadanía vio que era
un mero títere de Falcone. A los pocos días dimitió. El cuerpo de policía, los
sindicatos… propusieron como comisario a mi amigo Jim Gordon, que había salido
muy beneficiado mediáticamente. Cuando se recuperara de los disparos decidiría
si aceptaría el puesto.
A la mañana siguiente el departamento de
narcóticos consiguió incautar y retirar todo rastro del “Viper” de las calles,
muchos ciudadanos que habían comprado la droga por cuantiosas cantidades de
dinero fueron a comisaria a entregarla, después de lo que habían presenciado la
noche anterior a nadie le apetecía sufrir sus efectos.
A lo largo de la semana se programaron
distintos actos para presentar los respetos a las familias de los policías y civiles fallecidos, había
sido un duro golpe para la ciudad. Varios de los atacantes de Falcone no
formaban parte de su banda ni eran mercenarios sino chicos que habían consumido
la droga y habían sido manipulados. Al recuperar la conciencia y saber lo que
habían hecho, pese a que no eran conscientes de sus actos, entraron en una
profunda depresión.
La prensa alaba a Batman como a un superhéroe, por primera vez desde que
llevo la capucha la opinión pública me respalda. Me alegra ver que todo lo que
sacrifico se ve recompensado en forma de afecto por parte de los ciudadanos. Pero
realmente la gran parte del mérito era de Alfred ya que fue él quien solucionó
la situación. Mi álter ego, Bruce Wayne también fue aclamado ya que “tuvo” la
idea de entregarle a Batman la composición anestésica que salvó la ciudad (que
paradoja, yo salvo la ciudad porque me entrego a mí mismo una cosa que me
permite salvar la ciudad). Pese a ello me quedo con un sabor muy
amargo, es un duro golpe para Falcone pero el
crimen vuelve a vencer, les he fallado a todos esos policías y civiles…
El Presente
Aquella fue la primera vez que Batman como protector de la
ciudad adquirió importancia, ocupé las portadas de la prensa de toda la ciudad,
incluso las de la prensa nacional. Mis hazañas eran reconocidas, en ese momento
el Batman que conocíamos empezó a cambiar, no podía cumplir lo que prometía,
salvar a todas los habitantes de Gotham. La ciudad se conformaba con lo que
habíamos conseguido pero la realidad es que aquella noche decenas de personas
perecieron. No es que no sea suficiente haber neutralizado el ataque de la “víbora-Falcone”,
pero yo lucho por proteger la ciudad y a todos sus ciudadanos y no lo conseguí,
por tanto, fue una derrota. Ese día me di cuenta de que mi pensamiento
idealista era imposible de conseguir por mí mismo. Alfred siempre me decía que
cuando me convertía en el hombre-murciélago era un filósofo utópico. Me di cuenta de que no podía jugar a ser Dios, de
que tan solo era un "policía más”. Mis
aspiraciones no podían ser tan elevadas, no podía salvar a una ciudad que en su
mayoría no quería ser salvada. Tenía que dejar que Gotham fuera quién escogiera
mi papel en la lucha contra el crimen organizado, lo hice. Después de aquélla
noche dejé de ser Batman, el protector
de los ciudadanos, para ser el Caballero Oscuro, el justiciero de la ciudad.
Para poder proteger a más ciudadanos necesitaba a más gente a mi lado, un equipo Batman. En fin, dejemos por un
tiempo tranquilos a los fantasmas del pasado que en ocasiones también deben
descansar.
Ahora debo centrarme en el aquí y el ahora. Por primera vez
en años me siento útil, mi hijo y el nuevo Batman necesitan los conocimientos
de éste anciano experimentado para acabar con el imitador del Espantapájaros.
Continuará
en “Espantapájaros de ayer y hoy”

(1)
En esta ocasión seguimos viendo a Barbara Gordon que
cada vez tiene más peso en la colección. Para su padre ella es “su niñita” tal
como vemos en el videojuego Batman Arkham Knight. El Comisario Gillian B. Loeb
está presente en las películas de Batman de Christopher Nolan, también es
corrupto y fue asesinado por el Joker. Finalmente, vemos distintos artefactos
que utiliza el Caballero Oscuro a lo largo de su historia como el batarang y la
bat-garra.
Aleix Aranda (@greenlanternBCN) a las teclas
Lucas Liesa (@2Ldesigns) a los lápices
No hay comentarios:
Publicar un comentario